Algus

La última parada del tren

Empty train station during golden hour. Photo by Victor Li

Desperté con el aroma a cama, con las manos equivocadas y con un dulce sabor a mar. Olvidé que debía olvidarte, que las noches sin ti eran inexistentes y cómo las luces de la calle se comunicaban para llamarte. Quise invocarte afuera de aquella ventana donde nos despedíamos mientras el mundo giraba para alejarme de tu vista y escupirme bajo las sábanas. Y mientras la vida se burlaba de nosotros, quisimos mentirnos mientras tú dibujabas y yo escribía.

Mientras tú cantabas y yo bailaba.

Decidiste darle besos a la playa con otro par de sandalias y yo peinar las nubes en busca de dragones. Te escribí cartas a la dirección incorrecta, hiciste llamadas a números equivocados. Rompí platos y tú ventanas. Dormía de día y tú de noche. Zurqué los mares de tu piel y tú los vientos de mi voz.

Estábamos destinados pero nos cancelaron.

Ahora me encuentro en la última parada del tren, escuchando risas y leyendo anuncios en idiomas raros. Y me pregunto si tu vuelo se retrasó o solo fue un sueño. Me pregunto, como lo hace un niño a medio día, si la vida aún se sigue burlando de nosotros. Pero el tiempo me contó un pequeño secreto. Verás, todo se basa en cómo inician las cosas, y a veces las cosas inician al final.

Y doy un salto… Y tú aterrizas.